Etapa gélida de 76km de Vorges les Pins a Isle sur le Doubs dirección Montbéliard

Estamos rodando con la ola de frio que está afectando el norte de Francia, pero allá donde nos detenemos, nos dicen que es una situación excepcional, y que estamos de suerte, porque las carreteras que unen Paris con el resto de ciudades están totalmente impracticables. Jornadas tan frías como las de ayer y hoy, y la propia soledad de la carretera,  te hacen reflexionar sobre la dureza de los retos personales y los porqués de estos.

La verdad es que esta situación de excepcionalidad de frio nos está sorprendiendo, pero no solo a nosotros sino a toda Francia, y allá donde preguntamos nos comentan que no es normal y que ya mejorará para el fin de semana. Rodar con frio y agua nieve no es lo peor. Coincidimos con Carlos que el viento y la lluvia del sur de Francia eran infinitamente peores. Sin embargo, para nosotros, dos barceloneses poco habituados a estas condiciones… las etapas con frio son durillas pero, sin embargo, te invitan a reflexionar más sobre lo que estamos haciendo.  Como una imagen vale más que mil palabras esta es la foto de esta  mañana al abrir la cortina de la habitación.

Los paisajes por los que hemos pasado hoy son preciosos y, aunque las rampas de pueblo a pueblo son pesadas para nuestras piernas, vemos como el paisaje poco a poco se va transformando. Yo hoy, cruzando por estos pueblecitos de postal me acordaba de mi amigo Xavi, que es un enamorado del Maresme. Pues la reflexión es que nos sentimos cómodos allá donde echamos raíces pero que hay lugares entrañables en el Mundo.

Jornadas como las de hoy son muy reflexivas y,  aunque no hemos pasado frío porque íbamos los dos con las máscaras, pies de neopreno y botas goretex, nuestro estado de ánimo veo que, sin perder la ilusión del primer día, se transforma. En nuestras paradas hablamos de nuestros pensamientos y Carlos me comenta que lo que más le motiva, además del propio reto personal y deportivo, es saber que Elena, Carlos, Kike y Agus, con el paso de los días y, pudiendo comunicarse casi todos los días, los ve felices, a pesar de la distancia, y que, de alguna manera, también están participando de este reto, a pesar de sufrir su ausencia. Que también le hace ilusión que un reto tan personal , sin ningún ánimo de protagonismo, haya gente que está demostrando tanta proximidad y cariño hacia los dos en el blog. Y es esa sensación de reto, unido al desafío, más la oportunidad privilegiada de hacer alguna cosa distinta, la que nos hace sentir vivos y nos empuja a seguir pedaleando.

Ahora ya hemos parado y estamos diseñando la etapa de mañana. Creemos que el sábado llegamos a Strasburgo y el domingo nos lo vamos a regalar todo de descanso. Dedico esta etapa a mis dos peques de la casa.